Hoy vamos a adoptar el juego de cartas de moda a la temática etílica: el texas hold'em póker.
Antes de nada tenemos que saber jugar al texas, podéis empezar por aquí. Si queréis más información podéis buscar por la red (google no muerde). Bueno, a partir de aquí suponemos que sabéis jugar al hold'em póker (o al menos comprendéis las reglas, lo de jugar bien ya sería otro tema), pasamos pues a la adaptación del juego.
Para jugar a este juego necesitamos una baraja de póker (por supuesto) y si podemos fichas o algo del estilo (monedas por ejemplo). Si no tenemos fichas pues con que cada jugador lleve la cuenta de lo que ha apostado nos sirve. Sea como sea cada ficha representa un cuarto de vaso (se juega a cuartos para tener más margen en las apuestas). Se reparten las fichas a los jugadores (16 puede ser un buen número de fichas para cada jugador) y comienza la partida:
El dealer da dos cartas a cada jugador, tras esto los dos jugadores a la izquierda del dealer ponen una de sus fichas delante suyo para representar las ciegas (NOTA: a diferencia del hold'em póker real aquí las dos ciegas son de una ficha, no existe la small blind). A partir de este punto el juego es exactamente igual que el póker real, cada jugador apuesta, se retira o pasa según vea conveniente y se realizan tres turnos de apuestas más (flop, turn y river).
En algún momento la mano se terminará bien porque se llega al showdown o bien porque todos los jugadores excepto uno tiran sus cartas. Sea como sea todos los jugadores que no hayan ganado deben beberse el equivalente en vasos de sus fichas apostadas (por ejemplo si aposté 8 fichas me bebo dos vasos enteros). El jugador que gana manda beber el equivalente en vasos a sus fichas apostadas (NOTA: si un jugador hace un raise y nadie se lo sigue debe de descontar las fichas de dicho raise a la hora de mandar).
Y esto es todo, tampoco era muy complicado como veis. La semana que viene más y mejor, ¡hasta la próxima!.
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